La escena, en una empinada callecita de un pueblo de montaña, llama la atención al viajero. A causa de la fuerte pendiente hay algunos escalones distanciados, para facilitar la marcha.

La calle está hecha con piedras recolectadas en las cercanías. También hay un muro de piedra al costado izquierdo. También en ese lugar, hay piedras sueltas que seguramente se utilizarán en una próxima construcción. Los escalones conducen a la parte superior de la calle, que es plana, o casi plana.
Un perrito baja por el centro de la calzada; arriba, un caballo espera ensillado. Hay unos postes de madera, algo curvados, apoyados. Una casa alta, construida con adobes de barro, impone su presencia.
En primer plano, a la derecha, una construcción moderna contrasta con una vieja pared de adobes.
Al fondo, arriba y atrás de todo, la parte superior de un cerro. Mirando en esa dirección, el grado de inclinación de esta empinada callecita de pueblo de montaña invita a subirla lenta y pausadamente.
(Ph: Pablo Harvey)
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