IRUYA, Salta, Argentina.- Si comienzas, en un día nublado, a recorrer uno de los cerros que rodean a Iruya, y subes, y subes más, y todavía más, llegará un punto en que estarás entre las nubes. Desde allí, al mirar hacia abajo, verás aparecer el pueblo de Iruya como un antiguo tesoro que espera ser encontrado. La montaña parecerá decirte «este es el camino, sígueme y hallarás este tesoro». Y, emocionado ante la vista de un paisaje de belleza sobrecogedora, suspirarás. Y te dirás a tí mismo: qué bueno, qué reconfortablemente bueno es recorrer estos cerros. (Foto: Pablo Harvey).
