IRUYA, Salta.- Bajo el sol del atardecer, una casita reluce con su techo dorado. La tierra parece también absorber el reflejo dorado de los rayos del sol tibio. Es primavera y las plantas aún no han recibido el agua de las lluvias, las cuales se demorarán unos dos meses más. Aún así, los durazneros ya están en flor. Un rayo de sol potente, dorado, cae oblicuo bañando toda la escena. (Foto: Pablo Harvey).
