
IRUYA, Salta.- La comunidad de San Isidro estableció recomendaciones para los turistas. Las mismas pueden leerse en un cartel ubicado dentro de la Oficina de Turismo de Iruya (ver foto).
Entre ellas, llama la atención “no desnudarse”, por ejemplo, o “prohibido consumir alguna sustancia ilegal en vía pública (calles, etc)”, o “después de hs. 23 no andar deambulando”, “no solicitar rebaja de precios acordados”, “no está permitido que algún visitante haga promoción de algún hospedaje o comedor”, o “Sr. turista, usted tiene la libre elección por optar por su comedor o estadía…”.
Según se aclaró, estas recomendaciones surgen por la experiencia, basándose en el mal comportamiento de los turistas en temporadas anteriores.
Pero igual hay ciertas aclaraciones por hacer al respecto: una recomendación no es una prohibición. O es una cosa o es la otra. Si prohibimos, y lo disfrazamos de “recomendación”, no nos estamos haciendo cargo de lo que hacemos. Y los autoritarismos no conducen a nada bueno.
Y se vuelve también a lo ya planteado en otras ocasiones: por más que una comunidad quiera establecer un reglamento propio, ese reglamento jamás puede ir en contra de la constitución del país en el que esa comunidad está. En este caso, Argentina.
Tiene que haber un equilibrio. Una cosa es decir “no entrar a propiedad privada, tomar objetos, etc”, y otra “no andar deambulando”, o “no solicitar rebaja de los precios acordados”. Dicho de otra forma: si un dueño de un lugar recibe la solicitud de rebaja en el precio, puede tranquilamente decir que no hay rebaja. La solución no pasa por el hecho de prohibir la solicitud de rebaja, sino en que el dueño no rebaje, y listo.
O tomando otro ejemplo, “no ingresar con perros”. Ningún turista viaja con perros. Si llegan a San Isidro con alguno, es porque los dueños de los perros (de Iruya o de San Isidro) los dejan sueltos en la vía pública. Y allí está el problema.
Una vez más, la cuestión pasa bastante por ver qué culpa tengo y no por caer en el facilismo de pensar que toda la responsabilidad la tiene el otro y echarle el fardo. Ver “la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio…”.
No sería bueno plantearse “y por casa cómo andamos”?
Por Pablo Harvey